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Para jóvenes

Una guía clara para obtener curación

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 7 de mayo de 2018


Era verano, y yo la estaba pasando muy bien en un viaje a Perú, conociendo a la gente del lugar, participando en proyectos de servicios sociales y trabajando con niños en un orfanato. Sin embargo, un día me enfermé y no pude participar en las actividades con nuestro grupo.

Me sentía sumamente incómodo y traté de determinar qué podría haber causado la enfermedad. Mientras me devanaba los sesos pensando en todo lo que había hecho o comido en los últimos días, de pronto me di cuenta de que estaba enfrentando esto desde una perspectiva totalmente equivocada. Por otras curaciones que había tenido, sabía que para sanar tenía que orar y escuchar a Dios, en lugar de buscar la causa del problema. Así que, dejé de pensar en el problema y oré para tratar el asunto espiritualmente.

Una de las primeras cosas que hice fue lidiar con el temor de no poder volar de regreso a casa junto con el resto de mi grupo. Pensé que podía poner toda mi confianza en Dios, porque Dios es bueno, y Su ley del bien siempre me está apoyando. Además, el practicista de la Ciencia Cristiana que había viajado a Perú con nosotros compartió conmigo algunas ideas muy buenas. Una de ellas era que debía sentirme agradecido por la curación aun antes de que ocurriera, tal como Cristo Jesús agradeció a Dios antes de resucitar a Lázaro de los muertos (véase Juan, capítulo 11). Expresar gratitud antes de que se produzca la curación es una forma de reconocer la omnipotencia de Dios. Y también me recuerda que mi punto de partida para orar es que ya soy perfecto, saludable y estoy protegido. A medida que uno comprende esto con más claridad, la curación se produce naturalmente.

Me acordé de que cuando era pequeño mi madre acostumbraba leerme de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, especialmente las diez páginas que comienzan en la página 389. Estas páginas hablan práctica y claramente sobre el tema de la curación, y ofrecen ideas concretas acerca de cómo enfrentar este tipo de problema con la oración y con autoridad. Decidí leerlas yo mismo. Al hacerlo, me sentí muy contento de encontrar una guía clara de cómo exactamente podía tratar la situación que estaba enfrentando. Me resultaron muy útiles las ideas que encontré, como “levántate en rebelión” ante la enfermedad, y acepta la supremacía absoluta de Dios.

A medida que oraba constantemente con la idea de que, puesto que soy espiritual, nunca podía ser afectado por la comida, el ambiente o alguna sugestión de que hay un poder aparte de Dios, mi salud mejoró considerablemente. Me recuperé por completo a tiempo para el último día de nuestro viaje. Pude participar en todas las actividades y despedirme apropiadamente de los niños de la localidad con los que había trabajado.

Esta curación fue un enorme escalón en mi crecimiento espiritual. Ahora tengo más confianza en Dios, y una mayor convicción de que puedo escuchar a Dios y orar con eficacia.

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