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Para jóvenes

¿Curación inmediata? ¡Es posible!

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 30 de septiembre de 2019


Siempre he sabido que la curación por medio de la oración es posible. Y como Científica Cristiana, es natural para mí orar por cualquier problema que enfrente. Pero siempre había pensado que la curación era algo con lo que debía ser paciente, un proceso que toma mucho tiempo y esfuerzo. No fue sino hasta el verano pasado que descubrí lo contrario.

Como parte de un programa de entrenamiento para consejeros, tuvimos que participar en un viaje de cinco días de senderismo y excursiones en canoa. La última noche de la caminata antes del descenso final, me sentía muy incómoda. Trataba de dormirme, pero las punzadas en los tobillos me recordaban constantemente que me los había doblado muchas veces durante la caminata aquel día. Juego al fútbol y reconocí muy bien esta sensación, y también sabía que este tipo de molestias no desaparecería por sí solo.

Al principio, alternaba entre tratar de estar cómoda e ignorar el problema. Pero después de unas horas, me di cuenta de que si quería bajar la montaña al día siguiente, necesitaba orar. 

Comencé pensando en que Dios me preservaba, me protegía. En mi familia, acostumbramos a repetir juntos este pasaje de la Biblia antes de salir de viaje y excursiones: “El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmos 121:8, LBLA). Siempre me ha gustado la idea de que no importa cuál sea la situación —incluso en una larga caminata— Dios siempre me está protegiendo de todo tipo de daño.

Pensé en el día siguiente, cuando termináramos la caminata y estuviéramos de regreso en el campamento y viera a mis amigos. Me di cuenta de que me imaginaba a mí misma en todas esas situaciones completamente bien. Esto me hizo pensar. Si en mi visión del futuro no me veía con los tobillos doloridos… ¿por qué pensaba que podían ser parte de mi presente? Si sabía que la curación finalmente se produciría, ¿por qué no ahora?

Al darme cuenta de esto, el dolor desapareció casi de inmediato, y pude dormir el resto de la noche y terminar la caminata al día siguiente. Había sanado instantáneamente cuando comprendí que Dios me protege por completo siempre, incluso en ese mismo momento. 

Para mí esta curación fue genial porque me ayudó a comprender que no necesitamos esperar para que se produzcan las curaciones. El amor poderoso de Dios está siempre aquí para protegernos, y podemos experimentarlo ahora.

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