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Para jóvenes

Importante curación en el bachillerato

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 5 de octubre de 2017


Cuando estaba en el último año del bachillerato, me desperté una mañana sintiéndome muy enferma. Había una historia en la primera página de nuestro diario local que decía que una inflamación infecciosa en la garganta estaba circulando en nuestra comunidad y afectando a muchas personas. Sentí que tenía todos los síntomas que mencionaba el artículo.

Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara con mis oraciones. Ella me señaló la descripción de hombre en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, la cual incluye este pasaje: “El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales” (pág. 475). Al pensar en estas ideas, sustituí hombre por mí misma y oré para saber que “yo no soy materia; no estoy constituida de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales”. Esto hizo que mi pensamiento se apartara del cuerpo, y me ayudó a identificarme a mí misma espiritualmente. Comencé a ver con más claridad que lo que estaba sintiendo en realidad no formaba parte de mí.

Al orar para percibir su verdadera identidad, nuestra joven autora sanó de una infección en la garganta.

Sin embargo, varios días después, no estaba mejor. La practicista vino a verme, y durante su visita le comenté que estaba tratando de ser más popular en la escuela y con mis amigos. Pensaba que me considerarían más “genial” si actuaba con rebeldía al mentirles a mis padres, en lugar de ser obediente a las reglas que ellos habían establecido y hacer lo que ellos esperaban que hiciera. Hablamos de que yo era una idea de Dios, y que Lo expresaba totalmente. Así que no necesitaba romper las reglas para sentirme independiente o ganar aceptación. Usar los nombres de Dios que da Ciencia y Salud me daría la verdadera base de mi identidad. Yo reflejaba la Verdad, así que solo podía ser honesta. Reflejaba al Espíritu, entonces solo podía expresar salud. Reflejaba al Amor, así que siempre era afectuosa y obediente.

Continué aferrándome a estas ideas el resto del día, y cuando desperté a la mañana siguiente, estaba completamente sana. No solo eso, sino que me sentía más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. Con toda alegría regresé a la escuela, y a partir de ese momento no recuerdo haber sido deshonesta con mis padres otra vez. Con esta nueva opinión acerca de mi identidad, mi círculo de amigos creció, y el resto del año escolar fue muy divertido y productivo.

Estoy muy agradecida por esta curación, y por el hecho de que nunca volví a sufrir de estos síntomas tan incómodos. Pero lo que es más importante, estoy agradecida por el cambio que se produjo en mi pensamiento, el cambio de actitud y la nueva percepción de mí misma que obtuve, que para mí fue más importante que la curación física. Sentí que me volví una mejor persona, y dejé de lado la idea de ser un adolescente rebelde. Fue maravilloso descubrir que yo no tenía que estar en contra de todo.

Esta experiencia me demostró que las lecciones que estaba aprendiendo en mi estudio de la Ciencia Cristiana ¡realmente funcionaban!

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