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La fidelidad

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 2 de septiembre de 2019


La fidelidad es una de las más hermosas características del carácter cristiano; está a la misma altura que la honestidad, la pureza y la humildad. La fidelidad fue maravillosamente evidenciada por Cristo Jesús, puesto que nunca en toda la historia de la humanidad hubo alguien tan fiel como él a los preceptos que enseñó y a los amigos que amó. Justo antes de la Última Cena —según dice la narración de las Escrituras— “sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”, o "en grado sumo”. Y eso era exactamente lo que se podría haber esperado de aquel que comprendía tan completamente y reflejaba tan perfectamente el Principio divino, el Amor.

Cristo Jesús fue la personificación de todo lo honorable. Vale notar que en cada aspecto de su vida mostró completa obediencia al Decálogo, cuya ley él reconocía que era obligatoria para todos aquellos que aceptaban sus enseñanzas. Si bien dio al mundo sus dos grandes mandamientos de amor a Dios y amor al hombre, él mantuvo los Diez Mandamientos en toda su integridad, esforzándose por no borrar ni una sola sílaba de ellos. Fue fiel a la ley espiritual revelada en cada uno de sus detalles; y este hecho explica la sublimidad de su carácter en todo aspecto del mismo.

El Científico Cristiano, que es un seguidor del gran Nazareno, está profundamente consciente del valor de la fidelidad. Ha recibido de la Ciencia Cristiana el invalorable obsequio de la comprensión espiritual y sabe que para demostrar esa comprensión, aun en pequeño grado, debe ser fiel a ella. Por lo tanto, se esfuerza por aferrarse al conocimiento que tiene de Dios, de la ley de Dios y de la creación de Dios, el hombre. De manera que, como en el caso del mismo Mostrador del camino, trata de ser obediente a su más elevada comprensión espiritual.

Son muchas las tentaciones que buscan seducir al Científico Cristiano y apartarlo de su firme propósito. Es como si el materialismo nunca estuviera muy lejos de él, con sus argumentos sensuales y sutiles que tratan de apartarlo de la pureza del sentido espiritual. Y este mismo sentido material falso sugeriría que no es necesario que se adhiera estrictamente al ejemplo del Maestro, sino que, por ejemplo, puede usar remedios materiales junto con la oración para sanar al enfermo. En otras palabras, la mente mortal lo haría traicionar su confianza elevada, lo haría desleal a ella, socavaría su fidelidad al Principio divino. La Sra. Eddy escribe en Escritos Misceláneos: “No podemos apartarnos de su santo ejemplo —no podemos dejar a Cristo por las escuelas que lo crucifican, y a la vez seguirle en su obra sanadora. La fidelidad a sus preceptos y a su práctica es el único pasaporte a su poder; y el camino de la bondad y la grandeza corre por entre los modos y métodos de Dios” (pág. 270).

¿Cuál sería el resultado si los Científicos Cristianos fueran desleales a las enseñanzas de Cristo Jesús y a las de nuestra Guía? El Movimiento de la Ciencia Cristiana dejaría de existir; precisamente lo que querría la mente mortal. Y luego el Cristo sanador nuevamente se perdería para el mundo. Entonces, ¿no tendrían los Científicos Cristianos que estar alertas para que nada pueda disminuir su lealtad al Principio divino? ¿No deberían estar siempre vigilando para que ninguna forma de mal debilite su fidelidad a lo que ellos comprenden que es la verdad absoluta acerca de Dios y Su creación? Se puede decir que el mundo hoy en día está dividido en dos grandes campos, uno que se mantiene firme a favor del Principio, y el otro que en mayor o menor grado se opone al mismo. ¡Cuán necesario es estar del lado del Principio!, puesto que allí se encuentra el poder que por sí solo puede regenerar a la humanidad.

La fidelidad es necesaria para crecer en la Ciencia Cristiana. Nuestra amada Guía escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Debieras practicar bien lo que sabes, y entonces avanzarás en proporción a tu honradez y fidelidad, cualidades que aseguran el éxito en esta Ciencia” (pág. 449). Estas palabras se aplican a todos los estudiantes de la Ciencia Cristiana, tanto a los más avanzados como a los principiantes. ¡Con cuánta frecuencia el Científico Cristiano, en sus esfuerzos por sanar a un enfermo, le advierte que debe ser fiel a todo lo que comprenda de la Verdad, asegurándole que por medio de su fidelidad logrará alcanzar una mayor comprensión, y así apresurará su curación! Esto ocurre todos los días. ¡Y qué maravilloso es ver los resultados de esta fidelidad! Porque debido a ella, el sufriente se vuelve más receptivo a la verdad y pierde proporcionalmente su sentido de sufrimiento.

La fidelidad siempre recibirá su recompensa. La Sra. Eddy escribe a este respecto: “La fidelidad encuentra su recompensa y su fortaleza en el propósito elevado. El mero buscar no basta para alcanzar resultados en la Ciencia: tienes que esforzarte; y la gloria del esfuerzo proviene de la honestidad y la humildad”. (Escritos Misceláneos, pág. 341).

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