Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

La oración que “responde a toda necesidad humana”

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 28 de agosto de 2017

Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 27 de junio de 2005.


"Permítaseme dar aquí lo que entiendo que es el sentido espiritual de la Oración del Señor (el Padre Nuestro)..."—Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras

Padre nuestro que estás en los cielos,
Nuestro Padre-Madre Dios, todo-armonioso,

Santificado sea Tu nombre.
Único adorable.

Venga Tu reino.
Tu reino ha venido; Tú estás siempre presente.

Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Capacítanos para saber que —como en el cielo, así también en la tierra— Dios es omnipotente, supremo.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy;
Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos;

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y el Amor es reflejado en el amor;

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
Y Dios no nos mete en tentación, sino que nos libra del pecado, la enfermedad, y la muerte.

Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.
Porque Dios es infinito, todo poder, todo Vida, Verdad, Amor, está sobre todo, y es Todo.

Muy pocos cristianos no conocen las palabras de esta breve oración que Cristo Jesús dio a sus discípulos cuando les enseñó a orar. De hecho, millones de personas repiten esta oración —que en muchas Biblias tiene tan solo ocho líneas simples— millones de veces al día en todo el mundo. 

Cuando oramos esta oración, ¿acaso esperamos realmente que todas nuestras necesidades sean respondidas, y ser sanados como resultado de orar con ella? Si esperamos resultados al orar, ¿por qué es que esta oración no trae resultados instantáneos cada vez que la declaramos? ¿Es que falta algún ingrediente en alguna parte? 

En su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, la Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, concluye el primer capítulo, titulado “La oración”, con su interpretación espiritual de esta oración que lo abarca todo, y que como ella dice “cubre todas las necesidades humanas” (véase págs. 16-17). No obstante, tal vez el ingrediente que falta para tener una curación instantánea y segura, se encuentre en estas palabras: "Sólo a medida que nos elevamos por encima de toda sensación material y de todo pecado, podemos alcanzar la celestial aspiración y consciencia espiritual que están indicadas en la Oración del Señor (el Padre Nuestro) y que sanan instantáneamente a los enfermos” (pág. 16).

De manera que esta es la oración de “la celestial aspiración y consciencia espiritual”. Es la oración del sentido espiritual que se eleva por encima de la “sensación material y el pecado”. No es una oración de la cabeza, sino del corazón. Es de Dios, no del hombre. Es abnegada, se eleva y expresa la inspiración de la totalidad de Dios.

Esta oración consiste en afirmar continuamente la presencia y el poder de Dios, y nuestra unidad con nuestro Padre-Madre divino. Revela la naturaleza del todo armoniosa de Dios, así como la exacta y misma naturaleza para el hombre. Explica que el reino de la armonía de Dios ya ha venido y está siempre presente. Además, que Su incuestionable y afectuosa voluntad es suprema, y se está haciendo ahora y siempre, aquí y en todas partes.

El Padre Nuestro afirma que, debido a la tierna relación familiar que existe entre el hombre y Dios, la humanidad está siempre y continuamente provista de gracia para enfrentar cualquier circunstancia, amor para enfrentar toda relación humana difícil, y total inmunidad contra la enfermedad, el pecado y la muerte. Es un regocijo saber que el único lugar es Su reino celestial, el único poder es Su presencia que no puede tener oposición alguna, y Su luz y gloria son infinitas, eternas y la única realidad que existe. ¡Qué afirmación y declaración de perfección!

 Cada vez que oramos esta oración podemos obtener renovada inspiración y tomar más consciencia de la recurrente “canción” que las palabras implican. Estas son realmente la “celestial inspiración y consciencia espiritual” que constituyen los ingredientes esenciales y están al alcance de todos.

Padre Nuestro que estás en los cielos
Nuestro Padre-Madre Dios, todo-armonioso

Jesús dijo: “No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mateo 23:9), y esto encuentra eco en las palabras de la Sra. Eddy: “Jesús no reconoció ningún vínculo con la carne. …Reconocía al Espíritu, Dios, como el único creador, y por tanto, el Padre de todos” (Ciencia y Salud, pág. 31). Estas verdades nos liberan de todas las restricciones de la vida material, sus creencias hereditarias, limitaciones y genética mortal. La relación tierna y amorosa con nuestro único Padre-Madre, Dios, nos dota de nuestra verdadera herencia, y de todas las gloriosas cualidades tanto de hombres como de mujeres; la ternura, la belleza y el amor de la Maternidad; y la fortaleza, el entendimiento y el vigor de la Paternidad. Revela quiénes somos realmente.

Santificado sea Tu nombre
Único adorable

Dios y el hombre son uno. Hay tan solo una Vida, una Mente, una Existencia, y es Dios revelándose a Sí Mismo como nuestra perfección, la cual no es opcional. El Único Adorable, que es Dios y el hombre, no incluye nada discordante o inarmónico, por lo tanto, nuestra naturaleza, como la de Dios, es siempre adorable, la misma que Dios.

 Venga Tu reino
Tu reino ha venido; Tú estás siempre presente

El reino de Dios, Su reino de armonía, paz y bienestar, no es algo que está en el horizonte o en el camino; ya está aquí y ahora, a pesar de lo que puedan decir los sentidos materiales. Esta es la oración del reconocimiento del bien presente, ahora. Este reino está dentro de nosotros, como dijo Jesús, y es un reino donde todo es bueno. Mary Baker Eddy escribió: "¿Qué es el reino de los cielos? La morada del Espíritu, el reino de lo real. Allí no existe materia, no hay noche —nada que haga o diga mentira. ¿Está muy distante este reino? No: está aquí, siempre presente” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 174).

La perfección no se retrasa ni pospone. Ahora mismo, toda la existencia es Dios expresándose a Sí Mismo, y lo único que tenemos que hacer es reconocer con alegría este reino siempre presente del bienestar y la abundancia divinos. ¡Está aquí, ahora mismo!

 Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra
Capacítanos para saber que —como en el cielo, así también en la tierra— Dios es omnipresente, supremo

La voluntad de Dios es la actividad del Amor divino, que bendice todo y no permite que nada sino el bien se manifieste en Su creación. Su voluntad es terminante, incuestionable, irrevocable. Ningún artificio de la mente falsa puede usurpar el lugar y el poder de la voluntad omnipresente de Dios. Las determinaciones humanas no son la voluntad divina en acción, y el estar realmente dispuestos a permitir que la Mente divina se exprese como nuestra Vida, nos liberará de la duda, la incertidumbre o el temor de los hechos presentes o futuros. La voluntad de Dios es siempre buena y es siempre correcta, y sólo se hace Su voluntad.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy
Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos

Cuando afirmamos la absoluta certeza del bien, la consecuencia natural es que el hombre, por ser el hijo amado de Dios, siempre recibe lo que necesita. Recibe su pan a diario, lo cual, según la Sra. Eddy, incluye gracia, obediencia y amor (ibíd., pág. 127). Un diccionario define la gracia como “la influencia divina que está por siempre en operación en el hombre para regenerar y santificar”. La Biblia dice que Jesús “se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” (Lucas 2:40). La gracia satisface todas las necesidades humanas; la gracia es paciencia, benignidad, ternura y compasión, y no puede surgir ninguna circunstancia donde la abundancia de la gracia de Dios no esté disponible para todos. Esto realmente alimenta los afectos hambrientos o famélicos, y enriquece la vida.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores
Y el Amor es reflejado en el amor

¿Cuáles son en realidad nuestras deudas? ¿Será posible que la única deuda que debemos a nuestro prójimo sea verlo como realmente es; no enfermo, envejecido o pecador, sino como Dios lo está viendo: sano, recto y libre? Cuando nos negamos a aceptar el concepto mortal del hombre y solo reconocemos su identidad divina y perfecta, abrimos la puerta para que el perdón del Amor fluya en nuestra vida y elimine todo sentido de culpabilidad o de condena del hombre como mortal o pecador.

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal
Y Dios no nos mete en tentación, sino que nos libra del pecado, la enfermedad, y la muerte

El Amor divino, Dios, nunca haría caer a Su creación en tentación, sino más bien defiende a todos e impide que sean afectados por cualquier sugestión de discordia o aflicción. Toda tentación es simplemente creer que hay otra creación, mente o existencia, fuera de Dios. Pero reafirmar que Su reino ha venido y que se hace Su voluntad, destruye la creencia de que hay otro poder en operación.

Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos
Porque Dios es infinito, todo poder, todo Vida, Verdad, Amor, está sobre todo y es Todo

De manera que la oración hace volver el pensamiento al círculo completo de la totalidad de Dios, Su infinita y eterna presencia, y Su poder y voluntad que no pueden tener oposición alguna. Simplemente, piensa en esto. "Tuyo es el reino", pertenece a Dios, es donde moramos como hijos amados. "Tuyo es . . . el poder", el poder mediante el cual vivimos, el poder del bien. De modo que Dios es lo único que está ocurriendo en todas partes. Y "Tuya es. . . la gloria". La luz y el resplandor de la presencia de Dios, elimina las tinieblas, la duda y el temor, y revela que a pesar de lo que puedan afirmar los sentidos materiales, Dios es infinito, eterno y es TODO.

A medida que nos familiaricemos más con orar esta oración desde un punto de vista más elevado de “la aspiración celestial y consciencia spiritual”, descubriremos que sana instantáneamente con una inspiración que es fresca y nueva cada día. Es así como oraba Cristo Jesús, cómo les enseñaba a sus seguidores a orar. Y hoy, como en su época, responde a todas las necesidades humanas.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más artículos en la web

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.