Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Para niños

Navidad todos los días

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 4 de diciembre de 2017


Era el gato más sucio, más flaco y más espantoso que había visto en mi vida. ¿Y qué dije cuando lo vi por primera vez? “¡Oh no! ¡Ahora no!”

Había rescatado cachorros y gatitos antes, ¡pero ahora no! Se acercaba la Navidad y tenía mucho que hacer. Pero fue justo entonces cuando mi esposo entró por la puerta con esta gata que había encontrado en una tubería fangosa cerca de su trabajo.

“¡No podemos hacerlo!”, le dije.

 Pero mis dos hijas y mi marido respondieron: “¡Por supuesto que podemos!”

Entonces mi esposo la lavó y secó cuidadosamente, mis hijas le hicieron una pequeña cama y la alimentaron, y yo oré, y comencé a amarla. La llamamos Kiki.

El lugar favorito de Kiki para acurrucarse era justo debajo del árbol de Navidad brillantemente iluminado. Pasaba horas allí, ronroneando muy alto. Parecía como si dijera: “¡Ves! ¡Yo soy tu mejor regalo de Navidad!” ¡Y lo era! Era muy cariñosa con nosotros y nos adoraba. Y todos la queríamos de igual manera a ella.

Un día me había quedado en casa sola cuando empecé a sentirme muy enferma. Me acosté en la cama y pensé: “¡Necesito ayuda ahora mismo!” Ni siquiera la llamé, pero en ese momento Kiki entró en mi habitación, saltó sobre mi cama, se acostó muy cerca de mi cara, y me miró directamente a los ojos. Ronroneó muy fuerte.

Cuando la miré a los ojos, sentí mucho amor. Era un amor más grande que el amor de los gatos. Me recordó a nuestro Padre-Madre Dios, el Amor divino. El Amor divino está siempre con nosotros, amándonos y cuidándonos perfectamente. Me sentí completamente abrazada en el amor de Dios. En solo unos minutos estaba totalmente bien, me levanté y preparé la cena para mi familia.

Me sentía muy agradecida a Dios, y también por la forma en que habíamos hecho espacio en nuestros corazones y en nuestro hogar esa Navidad para un gatito que necesitaba ayuda.

Hacer espacio en nuestros corazones me recuerda cuando nació Jesús y no había lugar en la posada para José y María. Entonces él nació en un establo. Cuando Jesús creció, nos enseñó acerca del Amor, el Amor divino, que ama siempre, y nos ayuda a amar siempre. No solo cuando tenemos tiempo libre. No solo cuando tenemos ganas. No solo cuando estamos con nuestros mejores amigos. Este Amor que Cristo Jesús nos enseñó es en realidad la ley que gobierna la forma en que vivimos. Es para todos los tiempos, donde sea que estemos y con quien estemos.

La Navidad es una época especial para practicar la ley del Amor que Jesús nos enseñó. A medida que hacemos lugar para este amor de Dios en nuestro corazón, nos resulta mucho más fácil amar, cualquiera sea la circunstancia. Aprender a amar como Jesús lo hacía realmente sana. Hace que todo el mundo sea un poco más brillante. ¡Hace que cada día sea un día de Navidad!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más artículos en la web

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.