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Para Jóvenes

Oración por la salud mental

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 29 de octubre de 2018


Al mirar afuera por la ventana, mi amiga vio una senda que llevaba hacia lo más profundo de un bosque muy oscuro. Como que la llamaba. Parecía decir: “Toma esta senda: entonces verás nuevamente a tu amiga”. Recientemente había perdido a un ser muy querido, y ese camino hacia el bosque era muy tentador porque parecía ofrecerle una solución. Si ella también se moría, podría estar nuevamente con su amiga.

“Vi que podía tomar una decisión”. Me dijo mi amiga. “Opté por no ir por ese camino. Me di cuenta de que quería vivir”. Se propuso ni siquiera mirar la senda por la ventana, porque quería mantenerse firme en su compromiso de elegir la vida. No obstante, unas dos semanas después, mi amiga de pronto miró por la ventana nuevamente, y se sorprendió con lo que vio. Habían crecido tantas plantas en ese camino que había desaparecido por completo. Mi amiga siguió adelante con su vida, y aprovechó las nuevas oportunidades que se le presentaron de tener amistades y crecer espiritualmente.

Esta fue una experiencia real, pero nuestra habilidad para elegir si seguimos una senda hacia la oscuridad es también una útil metáfora para lidiar con los problemas de salud mental. Cualquiera sea el rótulo que se le dé —depresión, ansiedad, comportamientos compulsivos u otra cosa— puede que hayas lidiado tú mismo con esta dolencia, o conoces a otra persona que lo ha hecho. Si nosotros mismos somo atraídos a tomar uno de esos caminos, es posible que hasta sintamos que no tenemos la fuerza para resistirlo.

Sé que así me sentí yo en una ocasión. Mi familia tiene antecedentes de trastorno bipolar, y cuando era una joven de veintitantos años, me encontré recorriendo ese mismo camino hacia la enfermedad mental. En lo único que podía pensar, una y otra vez, era: “Estoy perdiendo la razón”. Me sentía incapaz de detenerlo.

 Sin embargo, también acababa de enterarme acerca de la Ciencia Cristiana, y al leer el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, había aprendido que Dios es Mente. También había aprendido que, puesto que solo hay un Dios, solo puede haber una Mente, la Mente que todos reflejamos porque somos la creación espiritual de Dios. Esta verdad era una salvadora de la salud mental, porque quería decir que yo no tenía una pequeña mente propia que podía enloquecer. Gradualmente, en lugar de sentirme consumida por los pensamientos sobre los cuales sentía que no tenía poder, llegué a comprender que tenía una opción, y la habilidad para tomarla. Cada vez que me sentía tentada a pensar: “Estoy perdiendo la razón”, oraba, en cambio: “Dios es mi mente. Dios no puede perder Su Mente, así que yo tampoco”.

Encontré mi libertad al reconocer conscientemente que la Mente, Dios, era mi Mente. Debía ser así, puesto que hay una sola Mente. A medida que este hecho espiritual se volvió más real para mí, el temor y los síntomas bipolares fueron desapareciendo, y me liberé de esos pensamientos que me torturaban. Estaba sana. Nunca más he sido atormentada por el temor de que me estaba volviendo loca.

A veces puede parecer que vivimos en un mundo aterrador y caótico, o incluso dentro de una mente aterradora y caótica. Pero esto no puede ser cierto, puesto que la Mente es Todo, y es apacible, ordenada, constante. De hecho, la Sra. Eddy explica en Ciencia y Salud que el universo espiritual de la Mente está compuesto de la inteligencia infinita y de ideas infinitas: “Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, pues Dios es Todo-en-Todo” (pág. 468). Es aquí donde todos vivimos verdaderamente. Cuando reconocemos esta realidad creada por Dios, sostenida por Dios, las señales de confusión e impotencia desaparecen, tal como cuando la niebla se disipa y vemos el paisaje que siempre estuvo allí; simplemente estaba oculto a la vista. Entonces comprendemos que la estabilidad, la salud y la paz son la verdad y la única realidad.

Tomar la decisión de elegir el camino para salir de la oscuridad puede que parezca no tan fácil, pero puede hacerse. Dios está siempre allí para apoyarnos. Cuando abrimos nuestros corazones y Le pedimos ayuda a Dios, la presencia divina, que ya está con nosotros, se vuelve tangible. Descubrimos que tenemos lo que necesitamos. Podría ser valor, o fortaleza, o fe, pero sea lo que sea, estará allí.

Dios nos equipa a cada uno de nosotros para tomar la decisión correcta, y esto nos mantendrá a salvo. En la Biblia leemos: “He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19, La Biblia de las Américas). Tomar la decisión de reconocer y abrazar la presencia y la totalidad de la Mente eliminará y reemplazará los pensamientos aterradores y desafiantes que intentarían controlarnos. Esto es negarse a tomar el camino hacia la oscuridad. Y a medida que nos neguemos a tomar ese camino, inevitablemente se cerrará, y encontraremos libertad.

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