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Para jóvenes

Yo no compré esa aplicación

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 6 de agosto de 2018


Durante un partido de fútbol, me dieron un golpe muy fuerte en el muslo con los botines con tacos. Me dolía la pierna, y me costaba mucho caminar. Mi mamá y yo estábamos orando juntos. Yo oraba mucho por las cosas que estaban sucediendo en mi vida, como ser, las pruebas en la escuela o los problemas con mis amigos. En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana he aprendido que puedo orar solo o con ayuda, y tener la expectativa de que se produzca una curación.

Un día, mi mamá y yo estábamos hablando, y me dijo que el dolor de la pierna no era la verdad acerca de mí. Que, en lugar de confiar en los cinco sentidos físicos, podemos escuchar a Dios y todo lo que Él nos está diciendo, incluso que somos espirituales y estamos siempre a salvo. Solo lo que Dios dice es verdad, porque Dios es la Verdad. También había escuchado esto en la Escuela Dominical, pero realmente no comprendía lo que ella me estaba diciendo. Yo sentía que la pierna me dolía.

Entonces mi mamá me recordó una aplicación que a mi hermana y a mí nos gusta usar. Nos sacamos fotos, y la aplicación distorsiona las fotos, así que parecemos ridículos. Mi mamá buscó una de esas fotos que tiene en su teléfono móvil y me preguntó si el que aparecía allí era realmente yo. Lo era, pero no se parecía para nada a mí.

Mi mamá dijo que a veces la opinión que tenemos de nosotros mismos puede parecer distorsionada, como la foto alterada por la aplicación. Es posible que pensemos que nos vemos de forma diferente a como Dios realmente nos ve. Pero Dios nos ve sanos y perfectos, y no podemos vernos de ninguna otra forma. Mi mamá dijo: “Sullivan, tú no ‘compraste’ esa aplicación”. Lo que quiso decir era que yo no “compré”, o acepté, la sugestión de la aplicación, o vista falsa de mí mismo. Ella me preguntó si yo o cualesquiera de mis amigos gastaríamos nuestro propio dinero en una aplicación que nos hace pensar que estamos enfermos, solos, o que somos deshonestos, faltos de inteligencia o malvados con los demás. Por supuesto que no. De pronto entendí que yo solo podía verme a mí mismo de la forma que Dios me ve, no de una forma mala o distorsionada. Con ese pensamiento simple, sané instantáneamente. Me levanté y empecé a caminar alrededor de inmediato y a hacer las cosas de todos los días, incluso jugar al fútbol. Y mi pierna ha estado bien desde entonces.

Lo mejor de esta curación es que, a partir de ese momento, me ayudó con otros problemas. En otra curación que tuve, mi mamá me recordó que yo no solo no querría aceptar una imagen distorsionada de mí mismo, sino que una imagen como esa tampoco podría ser verdad. En realidad, una imagen distorsionada ni siquiera puede existir; no hay nada que tenga el poder para cambiar a una de las ideas de Dios. Lo que Dios hace es permanentemente bueno. Esto me ayudó muchísimo.

Estoy muy agradecido por estos discernimientos y curaciones, y lo que me han enseñado acerca de Dios.

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